lunes, mayo 15, 2006

Espacio cinematográfico y puesta en escena.

Resulta interesante el análisis de un corpus de textos discursivos visionados en momentos diferentes. Dichas diferencias hay que entenderlas desde un plano de asimilación de conocimientos, que no necesariamente se encuentra vinculada con el paso del tiempo. Éste planteo coincide con la hipótesis de Tom Guning, en la que se hace mención al concepto de pseudomorfo, que el autor explica del siguiente modo: “…un fenómeno que se parece a otro fenómeno sin que estén realmente aparentados…”
Este mismo concepto podría aplicarse a la comparación de procesos de reconocimiento efectuados por una misma persona, sobre un mismo objeto, en momentos diferentes. Lo que pueden parecer apariencias superficiales en una primera instancia de análisis se convierte en crucial en una posterior.
Analizar el espacio sin tener la conciencia que en el cine entran en juego aspectos temporales y de movimiento sería pecar de ingenuo. De dicha ingenuidad carecían realizadores como Melies, que no privaban a su cine de esas variables. En su cortometraje “The hilarius posters” (Los afiches se divierten) de 1906. Muestra las diferentes posibilidades de articulación entre el espacio y el tiempo. Podemos citar como ejemplo la manera en la que los personajes del afiche pertenecientes a un tiempo anterior y de un lugar diferente se relacionan entre sí y con los otros personajes que al espectador los debe reconocer como verdaderas personas de carne y hueso a diferencia de los otros (nuevamente fenómenos que se parece). Otra forma de articulación espacio-temporal se presenta por la utilización del fuera de campo primero como un lugar descocido por el espectador. Posteriormente ese mismo espacio off es un lugar que el receptor conoce con antelación; por lo que el fuera de campo deja de ser un espacio imaginario para convertirse en uno concreto.
En el fragmento de “Dr. Jekyll and Mr. Hyde” (El hombre y el monstruo) film dirigido por Rouben Mamoulian también presenta un interesante juego entre el espacio in y el espacio off. Más allá de que el primer plano del film es una subjetiva del personaje, lo curioso de esta película es como presenta frente a cámara por primera vez al personaje principal. Y lo hace desde un fuera de campo, vemos su imagen reflejada en un espejo, señalándonos que sólo vemos apariencias o debería decir un fenómeno que se parece a otro.
Es admirable la forma en que Orson Wells a través de términos espaciales traduce una secuencia temporal. Para hacerlo más gráfico voy a remitirme a una parte del fragmento 1 de “Citizen Kane” (El ciudadano) ; en el fragmento en cuestión se ve a Kane observando una fotografía en la que posaban los periodistas más prestigiosos del momento; a los que él quería para que formasen parte de su equipo de redacción. Luego la cámara se aproxima a la fotografía y con un fundido nos introduce en el espacio de aquella imagen estática, pero que cobra dinamismo con la presencia de Kane que camina en sentido diagonal hacia el lugar en el que se encuentran los periodistas para formar parte de la foto. El cine y la fotografía tienen puntos en común y sus diferencias, que nos llevan a pensar en la definición de pseumorfo.
El fragmento del fiml Napoleón dirigido por Abel Gance nos remite a la frase de Alexandre Astruc que dice: “Un realizador debe ser algo pintor, algo novelista, algo músico – y luego ser cineasta.” Es indudable que algo de todo eso hay en Abel Gance, en dicho fragmento se puede admirar como impuso un ritmo a la escena por medio de la relación de los movimientos de los personajes con planos de un mar embravecido. Raymond Bellour retrata este concepto del siguiente modo: “… El análisis perfectamente riguroso de un film demandaría de esa manera el establecimiento de un cruzamiento lógico que organizaría los ritmos, los sistemas de valores escalonados, las asociaciones de movimientos, las repeticiones, las cadencias, y relacionaría de ese modo el espacio-tiempo del relato con su espacio músico-pictórico, en una reversibilidad donde el espectáculo cinematográfico encuentra su verdad más profunda y secreta… “.
En el cortometraje Explosion of a motor car (Explosión de un carro) de la Escuela de Brighton se establecen parámetros en relación al ritmo y al movimiento de los personajes. El primero queda establecido por la utilización de una música incidental y el segundo por las diagonales recorridas por personajes y objetos. En este fragmento se observa una utilización del fuera de campo como un espacio de descomposición, en el sentido literal de la palabra, ya que vemos los restos que caen provenientes del marco superior-derecho de la imagen luego de la explosión.
En conclusión la observación empírica del visionado nos lleva a concordar una vez más con Tom Guning y su concepto de lo pseudomorfo.




Material filmográfico a analizar:

· Explosion of a motor car (Explosión de un carro),1900, escuela de Brighton
·The hilarius posters (Los afiches se divierten), 1906, Georges Méliès.
· Napoleón, 1927, Abel Gance (frag).
·Dr. Jekyll and Mr. Hyde (El hombre y el monstruo), 1932, Rouben Mamoulian (frag.)
·Citizen Kane (El ciudadano), 1940, Orson Welles (frag.)



Material bibliográfico de referencia :

• Bellour, Raymond, "Sur l'espace cinématographique", en Bellour, R., L'analyse du film, Paris, Ed. Albatros, 1979 (traducción de la cátedra).
• Gunning, Tom "An Unseen Energy Swallows Space. The Space in Early Film and Its Relation to American Avant Garde Film", en Fell, John (ed.) Film Before Griffith, Univ. of California Press, 1983 (pp. 355-366) (traducción de la cátedra).
• Villain, Dominique "Composición, descomposición", en Villain, D., El encuadre, Barcelona Paidós, 1997 (pp.111-130)


El problema comunicacional de la izquierda:La importancia del discurso (Agrupación Seguimos en pie)


Una de las cuestiones fundamentales que toda tendencia política tendría que tener en cuenta es la manera de expresarse, de relacionarse y de hacer oír sus ideas al resto de las fuerzas políticas y a la opinión pública en general.
Tomando esto en cuenta, nos planteamos criticar cierta actitud de la izquierda argentina que creemos contraproducente, adoptando una posición comprometida con su progreso y avance pero que no deja de lado la visión que pueda tener alguien ajeno a estos sectores políticos.
Uno de los problemas patentes de la izquierda argentina es la dificultad para hacer llegar su propuesta política al común de la gente, que se encuentra en contacto solamente con los medios masivos de comunicación y no accede frecuentemente a puntos de vista contrahegemónicos. Esta situación se ve agravada porque la poca difusión que estas ideas puedan tener toma un aspecto que resulta alejado a las expectativas y las impresiones cotidianas de la gente que la recibe. Gran parte de la producción escrita de los medios de izquierda dirigida al público en general (no aquella pensada para la discusión interna entre partidos y corrientes) parece ser “sólo para entendidos” o, peor aún, cae en los estereotipos prefijados por el pensamiento posmoderno “apolítico” y por lo tanto los fortalece.
No es una cuestión menor, ya que es vital aprovechar las pocas oportunidades de comunicación que se presentan para generar una fisura en el pensamiento hegemónico y lograr un acercamiento y un diálogo con las masas. Creemos entonces que hay que modificar la manera de plantear las posturas políticas e ideológicas, sin lavarles el contenido en absoluto, pero tratando de entender la manera de pensar y de reaccionar de la gente ante ese mensaje.
Hay que enriquecer y complejizar la exposición de los razonamientos de manera tal de que se acerque a la forma de ver la realidad de la gente que no necesariamente comparte ese pensamiento.
Siendo más claros, consideramos que el discurso de la izquierda tiene que ser más inteligente, tiene que saber llegar a la forma de pensar de la gente y no parecer una caricatura, tiene que golpear en los flancos más débiles, tiene que meter el dedo en la llaga. Y para eso no debe resignar su ideología, sino dotarla de un poder de convencimiento que no caiga en frases hechas o en el uso de términos desgastados. Esto quiere decir que no hay que cuidarse de decir algo chocante, sino de decirlo mal, de decirlo de un modo poco efectivo, que no logre penetrar la manera de entender la realidad del que lo lee para inclinarla a su favor.
En definitiva, se trata de elaborar el propio discurso en función de la necesidad de alterar el sentido común de la gente, que no es otra cosa que la filosofía de la clase dominante internalizada en la conciencia de las masas.
Insistimos en este aspecto porque lo consideramos un obstáculo de relevancia para las aspiraciones de la izquierda argentina de ganar peso específico en el escenario político del país.