martes, marzo 01, 2005

Salas vacías

Sin sorpresas. Que otra cosa se puede decir de este nuevo cine nacional que se jacta de su falta de júbilo. Hay una languidez en los diferentes films argentinos, que en cierta manera da entender la ausencia del por qué de tan pocos espectadores en las salas, en donde se proyecta el cine nacional o made in argentina.
La pregunta del millón sería saber a que clase de público están dirigidas o si existe un prejuicio previo por parte del espectador. La verdad es que la producción esta dirigida pura y exclusivamente para Europa; un poco de justicia es reconocer la poca “bola” por parte del estado hacia las producciones argentinas que se destacan por ser independientes a la fuerza. Por, sí sino se entiende hay un déficit cuantitativo que se mide en costos de producción que marca la diferencia entre el adentro y el afuera; esto no sólo en relación a las películas hechas en el exterior y las nuestras, sino también en comparación, a la cantidad de directores que en éste último tiempo han trabajado con productoras extranjeras. De esta manera lo único que se logra es acrecentar el monopolio por parte de algunas pequeñas productoras que dominan aunque parezca paradójico al cine independiente. Que cosa es esta de las productoras que nacen con el fin de ser productoras marginales. Es cómico pero a su vez es innegable que el monopolio existe tanto en un extremo como en el otro.
Ahora me pregunto para salir del paso cuál es la función del estado para asegurar que haya un cine que pueda auto-dominarse argentino. Algunos informados saldrán con los tapones en punta para defender a éste gobierno, que seguramente ha hecho más por el cine nacional que ningún otro. Pero las ventajas que dio no san tales, el único beneficio es saber que seguro tu película se caerá tarde o temprano y que además de pincharte el globo para no decir ilusionarte, que en esta actualidad puede considerarse un término muy optimista, de recibir algún tipo de apoyo para promocionar la peli.
Volviendo al principio de éste peculiar artículo, es decir a esa falta de júbilo: perdón por esta nueva paradoja pero este cine es demasiado plano, pero una planicie que resulta de un sentimiento general de la sociedad que aparentemente ya no quiere ver resumidos esos mejores quince minutos de una vida que rescata lo mejor de la chatura que predomina en la atmósfera. Ejemplo varios hay de esto para no ir más lejos porque no ver a Martel, y sus obras que por su falta de juicio no nos permite entender, esto nos habla a las claras de una incomprensión por parte del público argentino, que es puesto a prueba para verificar nuestra capacidad de ponernos en el lugar del otro como una alternativa para abordar un período de crisis que amenaza con prolongarse a pesar de nuestros esfuerzos para salir; pero quien puede combatir contra las decisiones incorrectas.
Al analizar el epíteto de : neorrealismo del cine argentino, que preside a cada una de nuestras películas. Me arriesgo a decir que no es otra manera de vender, partiendo del hecho de que no es una auto-denominación sino una estrategia de mercadeo, que pretende hacer creer la existencia de una posición ideológica compartida por un grupo de realizadores que brilla por su ausencia, sobretodo en el susodicho país de origen. Además de la carencia de feeling que existe entre las películas y sus espectadores. En fin: qué nos pasa que no vamos a ver cine argentino.